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lunes, 9 de septiembre de 2024

El jugador: una de las obras más personales de Fiódor Dostoyevski

     Analizar cualquier obra de Fiódor Dostoyevski es, sin lugar a dudas, una tarea ambiciosa. Nos enfrentamos a uno de los genios indiscutibles de la literatura universal, cuya obra ha traspasado fronteras y generaciones. Dostoyevski es uno de los autores más leídos de todos los tiempos y, sin discusión, el escritor ruso más reconocido. Su influencia en la literatura es tan vasta que de él y de su obra se han escrito innumerables páginas de crítica, análisis y reseñas, especialmente de sus dos novelas más celebradas: Crimen y castigo y Los hermanos Karamazov.
     Sin embargo, no es mi intención centrarme en estas obras capitales, ya que mucho se ha dicho y escrito sobre ellas. No obstante, la producción literaria de Dostoyevski es extensa y fascinante. Debo confesar que n
o he leído la totalidad de sus cuentos y novelas, aunque he explorado, eso si, la mayoría de sus textos. Por lo anterior, me atrevo a afirmar que, aparte de sus dos grandes clásicos, su mejor novela es "El jugador".
     La génesis de esta obra es, en sí misma, una historia curiosa y digna de análisis. Se trata de un relato breve y profundamente autobiográfico, ya que Dostoyevski sufría una notoria adicción al juego, un aspecto que marcaría su vida personal y profesional. "El jugador" fue escrita bajo la presión de un estricto contrato que el autor había firmado con su editor, Fiódor Stelovski. En virtud de dicho acuerdo, Dostoyevski debía entregar una nueva novela a más tardar el 1 de noviembre de 1866. Si fallaba en cumplir el plazo, el editor obtendría los derechos de autor de todo lo que escribiera durante los nueve años siguientes.
     En un impresionante esfuerzo, Dostoyevski dictó "El jugador" a la taquígrafa Anna Grigórievna Snítkina en tan solo veintiséis días. Esta colaboración no solo permitió que el escritor cumpliera su contrato, sino que también dio pie a una relación personal, pues Anna se convertiría meses después en su segunda esposa. La novela fue publicada en 1867 y narra, en primera persona, la historia de Aléksei Ivánovich, un joven tutor al servicio del general Zagorianski, un aristócrata ruso venido a menos.
     El relato se desarrolla en la ficticia ciudad de Roulettenburg, un centro europeo del juego —una especie de Las Vegas decimonónica— en la que el protagonista se ve atrapado por dos pasiones que dominarán su destino: el amor y el juego. La proximidad del casino desencadena una serie de acontecimientos que transforman su vida y la de los que lo rodean. Aleksei es un personaje complejo y contradictorio, como tantos otros en la obra de Dostoyevski. Impulsivo y moralmente inestable, es incapaz de resistir la seducción del juego, creyendo erróneamente que el dinero será la llave para conquistar a Polina Aleksandrovna, la bella pero manipuladora hijastra del general.
     Polina es un personaje fascinante por su ambigüedad moral. Juega con los sentimientos de Aleksei, lo somete a pruebas crueles y, sin embargo, lo atrae irremediablemente. A su vez, Aleksei se deja llevar por su inmadurez emocional y por la falta de control que tiene sobre su propia vida. Este tipo de personajes moralmente ambiguos es una constante en la obra de Dostoyevski, quien nos presenta una visión profundamente pesimista de la naturaleza humana.
     En paralelo, la novela introduce a Antonida Vasílevna, "La Abuela", una millonaria anciana cuya supuesta muerte inminente es esperada con ansias por el general y otros personajes que desean heredar su fortuna. Sin embargo, en un giro inesperado, "La Abuela" aparece en Roulettenburg y decide disfrutar de sus últimos años entregándose al juego. Su lucidez, energía y carácter desafían las expectativas que el resto de los personajes tenían sobre ella. Para sorpresa de todos, la anciana comienza a perder grandes sumas de dinero, lo que afecta directamente al general, quien había hipotecado su vida a la esperanza de recibir su herencia.
     En el trasfondo de esta trama, encontramos una crítica mordaz al materialismo, la decadencia moral y el fatalismo que caracteriza a muchos de los personajes. El juego aparece como una metáfora de la vida misma: una actividad donde el azar, más que la voluntad o el esfuerzo, determina el destino de las personas. Los personajes buscan un golpe de suerte para cambiar sus vidas, pero, inevitablemente, el fracaso los lleva a una aceptación indiferente de su destino.
     Al final de la novela, Aleksei se encuentra solo, sobreviviendo gracias al juego. Su relación con Polina se ha desmoronado, y ella ha huido con Mr. Astley, un comerciante inglés. En los últimos párrafos, Aleksei sueña con viajar a Suiza para reencontrarse con Polina, pero el lector sabe que es poco probable que logre dejar atrás su adicción al juego.
     "El jugador" es un texto profundamente autobiográfico. No solo refleja la pasión incontrolable de Dostoyevski por el juego, que lo llevó a endeudarse y a huir de Rusia, sino también sus sentimientos frustrados hacia su ex amante Apolinaria Suslova, una figura que se proyecta en el personaje de Polina. La novela describe con agudeza psicológica los diferentes tipos de jugadores y sus motivaciones, desde los calculadores hasta los compulsivos, y ofrece una visión sombría sobre la imposibilidad de cambiar el carácter personal o el destino.
     En última instancia, Dostoyevski no emite un juicio moral sobre sus personajes, sino que los describe con una comprensión casi compasiva. Los personajes de "El jugador" son, en muchos sentidos, reflejos del propio autor, seres humanos atrapados entre sus virtudes y debilidades, luchando contra un destino que parece fuera de su control.

Saludos.